Por ejemplo vos, que elegís dormir entre canastos. ¿Qué podés tener que ver conmigo? En donde dice que te tengo que querer.
Tu padre era un señor bajito que me quería mal. Quiso que te tuviéramos para que pareciéramos más una familia. Te vió nacer y se fue. Era muy bajito.
Yo te juro que lo intenté, pero ya no puedo más. No me sale.
No tenemos nada que ver. Sos pobre. Vos sos pobre.
Y yo era pobre con tu papá. Sola no. No pobre. Nada pobre.
Con expectativas. Un horizonte.
Lo del italiano apareció porque cuando no tenías ni un año me enganché con un tano. Un guacho hermoso. Le decía Rodizio. El se llamaba Andrea pero a mi no me gustaba decirle así, porque Andrea es nombre de mina. Así que le puse Rodizio, porque sonaba italiano y me hacía pensar en carne y en comer sin límite. Aprendí italiano para él, que era muy bruto y el español no le entraba. Estuvimos juntos 3 años. Después se fue a Italia y nunca más llamó el puto. Nos quedamos solas otra vez. Seguí hablando italiano para sentirme más cerca de él. Y también me sentía más lejos de vos. Y me gustó.
Nos vinimos a Europa para estar más cerca de él (y para huir de Tucumán que me estaba matando). Nunca me contestó ni me va a contestar. Puto.
No te puedo querer. No me sale.
No es tu culpa. Hacé lo que puedas.
Buscá a tu papá, volvete a Argentina. No sé. Lo que quieras.
Estoy tratando de ser sincera. Te parecerá muy cruel. Soy cruel. Qué se yo. No me sale que me importes. No me importa nada más que saber que mi Rodizio me va a querer de nuevo. Que me va a llamar. No tengo lugar para más.
Buscá a tu papá. Que te ayude el ciego. Vos sos más hija de él. Él te quiso. Yo lo dejé hacer. Dejé que entrara y dejé que salieras. Te cuidé hasta donde pude y ahora viene la parte en donde te vas.
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