jueves, 28 de julio de 2011

brasil



Chabuca (el personaje que viene a curar la ceguera de Pablo en "Los ojos") dice que lo ha aprendido todo de las canciones y de las películas.
Flor en "Muda" decía que las canciones le hablaban. Que decían lo que ella quería decir, pero mejor.
Fran y Bere en "Antes" y "Ahora" se iban a sus cuartos a escuchar una canción cuándo las palabras no les alcanzaban.
El portero de "Muda" encontraba en algunos libros las palabras que no podía decir.
Escribo esto y pienso que al final todas las obras son la misma. 
Un intento de volver a decir lo mismo, pero mejor. Como lo dicen las canciones. 
Y claro, la tarea es imposible: decir lo indecible. Y hace rato que sabemos que de lo que no se puede hablar, hay que callar. Pero seguimos intentando encontrar, como diría Lispector (la de la foto), "la palabra que pesca lo que no es la palabra". Y como diría Beckett, en el intento vamos fracasando otra vez. Fracasando mejor.


Parece que "Los ojos" es una obra muy triste.
Y en el proceso de este primer mes, todos hemos pasado/ estamos pasando/ pasaremos períodos de tristeza.
Venía pensando en esto y me acordé de dos canciones y en un fragmento de una novela.
Quiero dejar los tres fragmentos aquí escritos, para que se choquen, estallen y después del ruido aparezca el eco ese que diga lo que yo no puedo.
Los tres son brasileños. Yo a veces quiero ser como ellos. Brasileño.


Aquí van:


Samba da Bênção (Vinicius de Moraes)
É melhor ser alegre que ser triste
Alegria é a melhor coisa que existe
É assim como a luz no coração
Mas pra fazer um samba com beleza
É preciso um bocado de tristeza
É preciso um bocado de tristeza
Senão, não se faz um samba não

Alegría (Arnaldo Antunes)
Eu vou te dar alegria
Eu vou parar de chorar
Eu vou raiar o novo dia
Eu vou sair do fundo do mar
Eu vou sair da beira do abismo
E dançar e dançar e dançar
A tristeza é uma forma de egoísmo
Eu vou te dar eu vou te dar.



Aguaviva (Clarice Lispector)


Denuncio nuestra debilidad, denuncio el horror alucinante de morir y respondo a toda esa infamia con-exactamente esto que ahora quedará escrito- y respondo a toda esa infamia con alegría. Purísima y levísima alegría. Mi única salvación es la alegría. ¡No tiene sentido? Pues tiene que tenerlo. Porque es demasiado cruel saber que la vida es única y que no tenemos como garantía más que la fe en tinieblas; porque es demasiado cruel respondo con la pureza d euna alegría indomable. Me niego a estar triste. Yo estoy -a pesar de todo, oh, a pesar de todo- alegre en este instante-ya que pasa si yo no puedo fijarlo en palabras. Estoy alegre porque me niego a ser vencida, y entonces amo. Como respuesta. El amor impersonal es alegría, incluso el amor que no sale bien, incluso el amor que termina. (...) Voy a estar muy alegre. Como respuesta, como insulto.

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